Se trata de sentir

¿Has oído alguna vez esa frase de “Eres lo que piensas”? Pues bien, parece que la neurociencia lo desmiente, realmente “Somos lo que sentimos”.

Roberto Aguado, psicólogo especialista en psicología clínica y autor del modelo de Inteligencia de Vinculación Emocional Consciente (VEC) nos explica que para educar debemos atender a la emoción, tanto la nuestra como figura de padre o madre como la de nuestros hijos.

Añade que todos tenemos la capacidad de aprender, pero no todos tenemos la capacidad de enseñar. Esta habilidad requiere que el referente sea capaz de identificar la emoción en la que se encuentra el niño en cada momento porque cuando queremos educar a nuestro hijo o hija es preciso que se encuentre en una emoción “CASA”. Si por el contrario se encuentra en una emoción “TRAM” o provocamos que se instale en alguna de ellas, no estaremos educando, estaremos domando.

Quisiera destacar otra idea fundamental en su exposición que hace referencia al tipo de relación que establecemos con nuestros hijos y el efecto que tiene a largo plazo. Utiliza el ejemplo de la gestión de las rabietas y explica que, si un adulto responde desde la rabia ante la rabieta de su hijo también en rabia, al ser más intensa su respuesta provoca que el niño se sitúe en la emoción miedo reduciendo así su respuesta. El adulto observa que la rabieta ha cedido pero lo que realmente está aprendiendo el niño es que, si quiere cambiar una situación y dominarla, sólo tiene que dar una respuesta desde la rabia más intensa de la que muestre el otro para colocarlo en otra emoción y así conseguir su propósito. Me atrevo a decir que ninguna madre o ningún padre quiere realmente enseñar eso a sus hijos.

Como padres y madres deseamos que nuestros hijos crezcan sanos y para ello debemos ser el ejemplo de referencia. Es imprescindible que seamos capaces de gestionar nuestras propias emociones para poder educar adecuadamente a nuestros hijos y eso pasa por parar, por conocer realmente cómo funciona nuestro cerebro y atender a la emoción desde el sentir y no tanto desde la razón, y cómo no, por acompañar todo este camino desde el amor incondicional que sentimos por ellos. Si quieres aprender más sobre esto, te animo a que te regales unos minutos para ver la conversación que mantuve con Roberto Aguado donde nos explica con más detalle las bases fundamentales desde las que debemos construir este gran proyecto que se llama EDUCAR.

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