Así es, simplemente Yoli. Los que tenemos el placer de compartir camino con ella ya sabemos la bondad y el agradecimiento que hay detrás de este corazón andante . Hace ya años que por motivos profesionales nos veíamos a menudo y cada vez que me la encontraba tenía una buena palabra, una sonrisa y una anécdota que compartir, que hacía que cada encuentro fuese una dosis de energía y buen rollo. Detrás de esa imagen sensible hay mujer dispuesta a vivir la vida tal y como viene, con mente de principiante, permitiendo que la vida fluya y navegando pagina tras página de su existencia. Tiene la virtud de contagiar con esa forma de vivir y por si fuera poco, plasma su grandeza en letras con una facilidad y una armonía que sus escritos rebosan emoción por doquier. Aquí os dejo el último escrito que ha compartido conmigo tras su paso por una de las sesiones semanales de Yoga y meditación que hacemos en el Instituto Asturiano de Mindfulness. Gracias, gracias, gracias por estar ahí:
<<Amabilidad. es el acto y/o comportamiento que realiza una persona con respeto y educación hacia otras personas. El acto de amar puede ser expresado en actos de dar, respetar, considerar a los demás, aceptarles, procurar su felicidad, alegrarse con sus progresos, etcétera. Llevar a la práctica una disposición afectuosa, complaciente y amable puede convertirse en firme actitud que predispone a pensar, sentir y comportarse con amabilidad. Cuando se espera que una persona cualquiera se comporte de forma amable y afectuosa, es porque la amabilidad ha adquirido la categoría de “valor”.
La Wikipedia difiere un poquito de mi estimulo conceptual de amabilidad. Para mi, hace ya algunos años, la amabilidad empieza con uno mismo. Como decía Charles Chaplin “Cuando me amé de verdad, comprendí que, en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene un nombre…autoestima”.
En la búsqueda de esta amabilidad, decidí dejarme guiar por uno de mis maestros Jose Ramón Rodríguez Narciandi… Sabía, que en Cadavedo, lugar que mis emociones descubrieron mucho antes que el resto de mis sentidos, EL INSTITUTO ASTURIANO DE MINDFULNESS que preside, junto a mi incondicional Lolo, tenían un grupo de meditación semanal en el centro La Arborada (Sangha mindfulness) y a continuación, un grupo de movimiento consciente semanal ( tipo Yoga) … Jamás, hasta entonces había probado esta disciplina, pero desde mi búsqueda, me llamaba tremendamente la atención el yoga, el Taichi y todo lo que tuviera que ver con el movimiento consciente… Hace tiempo escuché hablar del arte marcial Aikido, consistente en no enfrentarte a las agresiones del oponente, simplemente debes de no estar, desaparecer y con movimientos conscientes ponerte al lado de tu oponente, para comprender cual será su siguiente movimiento… Empatía, Ser amable conmigo, nada de que preocuparse, nada que arreglar, sólo Aquí y Ahora escuchando mi cuerpo… Un regalo para todos y cada uno de mis sentidos.
Dicen que los viajes más inesperados y prósperos nos llegan en secuencias de nuestras vidas más o menos traumáticas… Para expresarme de otra manera, el ser humano debe tocar el fondo de la piscina, para coger el impulso suficiente que le lleve a la superficie y respirar…
«Hagas lo que hagas esmérate lo más posible, las puertas se abrirán, donde menos lo esperes, en el momento apropiado y en el lugar correcto»
Así comenzó mi camino, y cada día avanzo o no???, a veces es necesario el silencio y la pausa, para que de nuevo la zancada, aunque sea corta, sea intermitente y próspera…
Cuando mis pies comenzaron a ser conscientes del camino que emprendía, me salieron omóplatos alados… Busqué en los días de tormenta cobijo en Oviñana, bajo la antojana de un hogar con leña… cuantas horas frente al chasquido de aquella chimenea escuchando a quien fue capaz de parirme de nuevo al mundo…
Buscar dentro de mi, no existe nada fuera… como nada es casualidad, en trayectos de este hermoso viaje, cuando más necesitaba agua para saciar mi sed de paz, encontré a José, con un manantial natural, dispuesto a ofrecerme todos los conocimientos necesarios para continuar mi camino. Así fue como me convertí en una Chirunner, una rarámuri en el día a día… movimiento y conciencia plena en cada parte de mi ser…
Dice Mario Alonso Puig, especialista en cirugía general y del aparato digestivo y toda una eminencia en el mundo de la inteligencia y la cognición humana, que ninguna persona que conozca el mar cantábrico, en su sano juicio, cuando ve el oleaje en una playa, se enfrenta a las olas; sabe que con un poco de suerte, de hacerlo, quedará, en la orilla lleno de arena hasta en las orejas, y con el pelo sepultado en la arena… Que hacemos entonces?? Bucear… y si subes a la superficie y viene otra ola, de nuevo bucear… si eres un poco avispado y eres capaz de abrir los ojos y mirar hacia arriba, verás la paz que se siente y cuanto mas al fondo navegues más tranquilidad encontrará tu alma.
Así que , ante las adversidades, que siempre son formas y maneras de aprendizaje, no es cuestión de enfrentarse a ellas, ni oponerse, ni resignarse, ni lamentarse, ni encontrar en el victimismo una válvula de escape… no te enfrentes ni le des la espalda… simplemente muévete, bucea y saca lo mejor de esa experiencia, con agradecimiento busca el aprendizaje que te otorgan.
Aquella tarde de Shanga mindfulness era un auténtico regalo, parada obligatoria en mitad de la semana, ser amable conmigo misma, mimarme y escuchar que tenía que decirme mi cuerpo. El anterior fin de semana había realizado el Trail marinero de Piedras Blancas, 12 kilómetros de experiencia vivida, donde mis piernas fallaron por dos veces, tantas veces caí, me levanté de nuevo, tantas veces me hubiera ocurrido, como en la vida misma, hubiera vuelto con las mismas ganas de llegar a la meta firme a mis convicciones y objetivos… Disfrutar de un día en plena naturaleza, regalarme la satisfacción del movimiento en armonía.
Allí me esperaba José, con la misma calma, la misma sonrisa, la misma mirada que conecta directa con mi esencia…
Nada de que preocuparme, nada que arreglar, sólo Aquí y Ahora…
Mi preferencia siempre es cerrar los ojos, y seguir la voz de mi interlocutor intentando desaparecer los pensamientos, que fugaces y a veces intensos golpean mi cabeza. La cuestión es sencilla en teoría, en la práctica, a veces se me antoja improbable… mandar la mente de vacaciones, ser consciente del momento nada más… concentrarme en la inhalación y exhalación, en una respiración armónica que marca las pautas de mi yo… No hay nada que en aquel momento pueda resolver, si pienso en todo lo que debo hacer después, o en todo lo que debía haber hecho antes, estaré perdiendo lo único real, en algo inexistente empíricamente, no poseo más que el Ahora, ni el antes ni el después.
Me calma, me reconforta, saber que no existe nada más, que ser consciente y concentrarme en la respiración, mientras me encuentro conmigo misma… bucear debajo de la tempestad sin enfrentarme al caótico contratiempo de no aceptar… suelto, confío, y no pongo resistencia… Todo fluye…
Mi primera experiencia con posturas de yoga… con el único objetivo de encontrar un vínculo que conecte mi mente con mi cuerpo, mantener el alma en paz… siguiendo las pautas de Jose, conseguimos realizar algunas posturas como la de la cobra, o la del perro boca abajo, secuencias tan interesantes como el saludo al sol…
Una hora y media donde tu concentración es tal, que cuando tomas conciencia, te encuentras con una mantita sobre tus piernas y cadera respirando armónicamente, mientras, tu cuerpo, en conexión absoluta con tu mente, fluye, suelta y confía.
Dicen, que resulta muy complicado encontrar nuestro lugar, no existen peores límites que lo que creamos nosotros a nuestro alrededor, impidiendo el progreso y el crecimiento de nuestro yo interior.
Dar el primer paso para acceder a la amabilidad, es tomar un tiempo necesario para dedicarnos, sin necesidad de pensar en nada más allá que en nosotros mismos… Por muchos trasiegos, y dificultades que la vida nos ponga, no hay nada que en ese tiempo podamos hacer para arreglarlo, salvo soltar y confiar…
Experiencia más que recomendable para aquellos que buscan el crecimiento personal, entendiendo que la amabilidad comienza con nosotros mismos.>>
Simplemente: Yoli.