FASCITIS PLANTAR.
Quería hablar de un tema delicado, que afecta a muchísimas personas, y digo delicado no por lo grave del asunto, que lo es, sino por las sensibilidades que despierta y por la diferencia de criterios profesionales que observo. Así que, aun sabiendo que esta publicación no será del agrado de mucha gente, quiero contribuir con mi criterio y espero, querido lector, que sea cual sea tu opinión, esponjes el cerebro, para pararte por un momento a recapacitar sobre tema de tanta importancia.
No entraré a valorar sobre el problema, o la lesión como tal, para eso podéis ver multitud de artículos en las redes que os pueden dar información sobre la sesión en sí misma. Mi intención es hablar de que hay en nuestros hábitos que nos llevan a esta lesión y por supuesto, como salimos de ella.
Para empezar, te contaré una analogía que suelo usar en mis talleres. Imagínate por un momento que estas navidades, en cuanto acabes de comer las uvas, te pones una manopla en una mano, pero no una manopla normal, sino una bien ajustada, que apriete un poco tus dedos unos contra otros, una manopla gruesa, calentita y rígida. Y ahora viene lo simpático, hasta las próximas campanadas, ¡solo te la quitarás para dormir! Puestos en situación, respóndeme a las siguientes preguntas ¿Cómo estará tu mano, transcurrido un año? ¿Cómo estará la movilidad de esa mano? ¿cómo estará su piel? ¿cómo estará de fuerte? ¿Cómo será la inteligencia natural de esa extremidad? Es fácil pensar que… tendremos una mano atrofiada, ¿verdad? Bueno, pues ese es el trato que reciben nuestros pies.
Tus pies son estructuras “perfectas”, diseñadas para apoyar el peso de tu cuerpo, y preparadas para adaptarse ante cada carga de tu peso propio, expandiéndose, pronando, alargándose, recogiendo información del suelo, sintiendo… Pero los pobres viven dentro de una “manopla” que les limita su capacidad. Sin embargo, tienen que seguir soportando el peso del cuerpo. Imagínate que corriendo 10km, estás solicitando cada uno de tus pies unas 5.000 veces. Por si fuera poco, esa “manopla” hace que como trates a tus pies, no deje huella aparente, me refiero a que puedes talonar, puedes empujar mucho con la puntera, pero tu pisada acolchada no sonará mal, incluso perderás la percepción de pisar mal por ir metiendo talonazos. ¿esto quiere decir que la amortiguación soluciona lo que hacemos mal con nuestros pies? NOOOOO. Esto quiere decir que nos atenúa los mensajes que recibimos de como utilizamos los pies, pero el golpe nos lo llevamos igual.
Dicho esto, nuestra mecánica de movimiento, motivada por muchas horas sentados, etc, nos lleva a dejar de generar el movimiento del cuerpo desde la zona central (el Dantián, Core o como lo quieras llamar) para trasladarlo al final de las extremidades, pasándole a los pies gran parte de la responsabilidad motriz (además de a tendones de Aquiles, gemelos, etc).
Hagamos un sumatorio: tenemos unos pies atrofiados, con poca flexibilidad, restringidos de movimiento y con poca inteligencia, sometidos a un esfuerzo de ser quienes generen en impulso de movimiento tanto caminando como corriendo y por si fuera poco, justo después de ese esfuerzo motriz reciben un impacto contra el suelo con el talón (la parte menos amortiguada y más expuesta de la estructura) y eso no una, ni dos veces, 5.000 por pie en una salida de 10km. Resultado: PREMIO
Pocas bromas con la fascitis plantar, que cuando duele, menos de reir… tiene uno gana de cualquier cosa. Pero sabiendo de donde viene, la recomendación que reciben muchos corredores es usar un calzado más amortiguado para que esa zona inflamada esté más protegida. Y ciertamente, puede que sea lo que tu pie con dolores te pida (por favor que me enmoqueten todo el PLANETAAAAA) pero esto, ya podrás suponer que es un parche.
Y los parches, parches son. Benditos sean cuando en un momento del camino te ayudan a pasar algo concreto, pero en este caso ¿te das cuenta que lo que les estamos dando a los pies es más de la madera que originó el fuego?
Mi recomendación por tanto (y no solo la mía, es un criterio compartido por muchos profesionales) es que tenemos que aportarle inteligencia al pie. ¿Y cómo se hace esto? Pues volviendo a los orígenes, volviendo a cuando no había amortiguación. Pero ojo, sigue leyendo, no te quedes con esta afirmación y empeores tu lesión.
La manera de recuperar inteligencia en tus pies, es empezar a caminar algún tiempo al día descalzo (por casa, por la playa, por un parque…) empieza a movilizar tus pies, para que cojan flexibilidad. Muévelos, usa una pelota para rodarla, pasarla bajo la planta, intenta coger cosas con los pies. Cuando te calces, hazlo con calzado lo menos amortiguado posible, que no apriete tu pie. Y para rematar, pon tu intención, pon tu foco, en relajar el pie, el pie no debe usarse para empujar en cada zancada, el pie debe ir relajado y servir únicamente de punto de apoyo, relaja los dedos, relaja la planta, deja que el peso de tu cuerpo se distribuya por toda la planta (muchas veces tendemos a llevar mucho peso al talón o a las punteras y esto sobre carga mucho esta estructura tan compleja).
Mi experiencia con el descalcismo, me sorprendió muy gratamente, mis pies rápidamente se adaptaron a nivel de piel, para protegerse de la fricción con el suelo. Con tiempo cogieron más fuerza y flexibilidad. Dejaron de estar tan húmedos y fríos, para de alguna manera recuperar su soberanía.
Te animo a que pienses un poco, si lo que estás buscando es la pastilla que te quite el dolor ahora o si lo que de verdad necesitas es llegar al origen del problema. Eso sí, tómalo con tiempo, no puedes pretender llevar, prácticamente toda tu vida con un hábito, y revertirlo en 3 días.
Deja tus comentarios, no todos somos iguales, ni tenemos los mismos problemas ni la misma situación, pero te invito a que busques la tuya, al margen de que no sea la fácil.
Jose Ramón Rodríguez Narciandi.
Instructor certificado ChiRunning & ChiWalking.
Tus pies son estructuras “perfectas”, diseñadas para apoyar el peso de tu cuerpo y preparadas para adaptarse ante cada carga de tu peso propio, expandiéndose, pronando, alargándose, recogiendo información del suelo, sintiendo… Pero los pobres viven dentro de una “manopla” que les limita su capacidad. Sin embargo, tienen que seguir soportando el peso del cuerpo.
Imagínate que corriendo 10km, estás solicitando cada uno de tus pies unas 5.000 veces. Por si fuera poco, esa “manopla” hace que, trates como trates a tus pies, no dejes huella aparente. Me refiero a que puedes talonar, puedes empujar mucho con la puntera, pero tu pisada acolchada no sonará mal, incluso perderás la percepción de pisar mal por ir metiendo talonazos. ¿esto quiere decir que la amortiguación soluciona lo que hacemos mal con nuestros pies? NOOOOO. Esto quiere decir que nos atenúa los mensajes que recibimos de como utilizamos los pies, pero el golpe nos lo llevamos igual.
Dicho esto, nuestra mecánica de movimiento, motivada por muchas horas sentados, etc, nos lleva a dejar de generar el movimiento del cuerpo desde la zona central (el Dantián, Core o como lo quieras llamar) para trasladarlo al final de las extremidades, pasándoles a los pies gran parte de la responsabilidad motriz (además de a tendones de Aquiles, gemelos, etc).
Hagamos un sumatorio: tenemos unos pies atrofiados, con poca flexibilidad, restringidos de movimiento y con poca inteligencia, sometidos a un esfuerzo, para el que no están diseñados de generen en impulso de movimiento tanto caminando como corriendo y por si fuera poco, justo después de ese esfuerzo motriz reciben un impacto contra el suelo con el talón (la parte menos amortiguada y más expuesta de la estructura) y eso no una, ni dos veces, 5.000 por pie en una salida de 10km. Resultado: PREMIO
Pocas bromas con la fascitis plantar, que cuando duele, menos de reir… tiene uno gana de cualquier cosa. Pero sabiendo de donde viene, la recomendación que reciben muchos corredores es usar un calzado más amortiguado para que esa zona inflamada esté más protegida. Y ciertamente, puede que sea lo que tu pie con dolores te pida (por favor que me enmoqueten todo el PLANETAAAAA) pero esto, ya podrás suponer que es un parche.
Y los parches, parches son. Benditos sean cuando en un momento del camino te ayudan a pasar algo concreto, pero en este caso ¿te das cuenta de que lo que les estamos dando a los pies es más de la madera que originó el fuego?
Mi recomendación por tanto (y no solo la mía, es un criterio compartido por muchos profesionales) es que tenemos que aportarle inteligencia al pie. ¿Y cómo se hace esto? Pues volviendo a los orígenes, volviendo a cuando no había amortiguación. Pero ojo, sigue leyendo, no te quedes con esta afirmación y empeores tu lesión.
La manera de recuperar inteligencia en tus pies, es empezar a caminar algún tiempo al día descalzo (por casa, por la playa, por un parque…) empieza a movilizar tus pies, para que cojan flexibilidad. Muévelos, usa una pelota para rodarla bajo la planta, intenta coger cosas con los pies. Cuando te calces, hazlo con calzado lo menos amortiguado posible, que no apriete tu pie. Y para rematar, pon tu intención, pon tu foco, en relajar el pie, el pie no debe usarse para empujar en cada zancada, el pie debe ir relajado y servir únicamente de punto de apoyo, relaja los dedos, relaja la planta, deja que el peso de tu cuerpo se distribuya por toda la planta (muchas veces tendemos a llevar mucho peso al talón o a las punteras y esto sobre carga mucho esta estructura tan compleja).
Mi experiencia con el descalcismo, me sorprendió muy gratamente, mis pies rápidamente se adaptaron a nivel de piel, para protegerse de la fricción con el suelo. Con tiempo cogieron más fuerza y flexibilidad. Dejaron de estar tan húmedos y fríos, para de alguna manera recuperar su soberanía.
Te animo a que pienses un poco, si lo que estás buscando es la pastilla que te quite el dolor ahora o si lo que de verdad necesitas es llegar al origen del problema. Eso sí, tómalo con tiempo, no puedes pretender llevar, prácticamente toda tu vida con un hábito, y revertirlo en 3 días.
Deja tus comentarios, no todos somos iguales, ni tenemos los mismos problemas ni la misma situación, pero te invito a que busques la tuya, al margen de que no sea la fácil.
Jose Ramón Rodríguez Narciandi.
Instructor certificado ChiRunning & ChiWalking.